Un fin de semana sin panoramas puede desatar una crisis existencial: que tus amigos son fomes, que te pateó tu marido, que estai haciéndote mayor. Pero precisamente esa amargura es la que puede transformarse en una buena anécdota: quejarte, quejarte y quejarte, pero siempre con humor.
Promedio: 0.0 (0 votos)
Debes iniciar sesión para comentar.