La administración Trump muestra contradicciones en su postura sobre la guerra en Ucrania. Por un lado, Marco Rubio firmó un comunicado del G7 en Canadá en defensa de la integridad territorial y soberanía de Ucrania, sugiriendo que los territorios ocupados por Rusia no son negociables. Por otro lado, Trump y su enviado especial Steve Wikov negocian directamente con Putin, aceptando una agenda rusa maximalista que exige que Ucrania ceda territorios, deje de recibir armas de Estados Unidos y retire a Zelensky del poder.Putin se niega a firmar el alto al fuego propuesto por Trump porque considera que eso favorecería a Ucrania, que podría rearmarse con ayuda estadounidense durante la tregua. Trump, en lugar de exigirle a Putin que firme el cese al fuego y se retire de los territorios ocupados, adopta un discurso cercano al ruso, presionando a los ucranianos para que se rindan en Kursk, alegando falsamente que están a punto de ser masacrados. Esto contradice la información proporcionada por la prensa internacional seria, que señala que las tropas ucranianas siguen resistiendo.Bayly critica que Trump esté negociando directamente con Putin cómo repartir territorios ucranianos sin incluir a Ucrania ni a Europa en la discusión. Además, destaca la incoherencia de Trump al castigar fuertemente a Zelensky y a Ucrania por negarse inicialmente al cese al fuego, pero no aplicar las mismas represalias contra Putin por su negativa.Finalmente, Bayly concluye que Trump parece favorecer más los intereses rusos que los ucranianos, generando confusión y malestar con sus mensajes contradictorios.
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